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PLANDEMISMO Y DOMESTICACIÓN (5) Por Os Cangaceiros/P.I.

Sábado 14 de noviembre de 2020, por OS CANGACEIROS

PLANDEMISMO Y DOMESTICACIÓN (5)
Por Os Cangaceiros/P.I.

NOTAS de DECANTACIÓN (5)

Os Cangaceiros

“El ser humano es el verdadero ser colectivo (Gemeinwesen) de los hombres” Marx

El pandemismo es un genocidio generalizado con cobertura sanitaria. Sin embargo, la destrucción humana, que la tiranía financiara impuso/impone, con la plandemia y el nuevo orden nadie puede imaginarla enteramente hoy. Tampoco podemos cuantificarla.

Los planes genocidarios solo comenzarán a dar “realmente sus frutos”, cuando la destrucción de toda la actividad productiva [1] indispensable para la vida, que se opera durante todo este reseteo del año 2020, se concrete en hambre, miseria y carencia generalizada de lo necesitan los seres vivos, en los años próximos. Por supuesto que habrá miles de millones de muertos, eso es lo que los plandemistas han planificado deliberada y conscientemente. Por eso, el ABC de la decantación fue, entre quienes denunciamos el GENOCIDIO PROGRAMADO, y quienes, manipulados, digitados y/o cómplices lo ocultan

A pesar de ello, la decantación real entre los plandemistas y los intereses humanos, entre quienes aceptaban la falsa Pandemia como si fuese verdad y quienes denunciaban en la misma la tiranía, la opresión y el genocidio, se operó desde el primer ser humano encerrado, el primero al que le impusieron tapabocas, encierro y/o distanciamientp

Primero e inmediatamente porque, desde el primer momento quienes, denunciamos el Plan despótico de la falsa pandemia, denunciamos el etiquetaje trucho y mercenario de “muerto por coronavirus” como lo que realmente era: una campaña publicitaria del mundo mediático, de la propaganda y la ingeniería social de los constructores del “nuevo orden”.

Cualquier “científico”, “sin conflicto de intereses con la industria química”, es decir no vendido a las campañas estatales, sabia y sabe perfectamente que no hay más que supersticiones y/o razones religiosas (virofóbicas) para afirmar que el responsable de una muerte sea un virus. Sabe igualmente que, los postulados científicos (postulados de Robert Koch), aplicados al Coronavirus, no se cumplen en absoluto, que el “virus” nunca fue aislado y que ni siquiera está probado que, el tan famoso “virus” puede enfermar a alguien. También sabe que un test positivo, NO indica que la persona está enferma del supuesto “coronavirus” (como dice la televisión), cuando hasta lo que llaman “ciencia” (la oficial!!) constata todos los días lo contrario (falsos positivos, falsos negativos, total inutilidad del PCR para determinar el estado de salud)

La “epidemia” no es de enfermos, sino de test.

Los positivos no tienen ninguna probabilidad adicional de enfermarse, ni de morirse. Además, desde el primer momento, cualquiera vecino contaba que, a tal persona, que había muerto de una crisis cardíaca o se había suicidado, le habían cambiado la etiqueta en el hospital: “muerto por coronavirus”. Los cuentos e historias abundan en todos los pueblos y villas miserias: nuestros muertos de hambre, de miseria y de frío…, son por supuesto, “muertos del “coronavirus”. Cuantitativamente, se reconoce que 96 a 99,9 por ciento de los “coronavirus” mueren por cualquier otra cosa. ¡Y que tampoco son más de los que murieron siempre, por las mismas causas!

Esa decantación crítica elemental de los primeros momentos, que se propagó por el mundo entero, aunque fue censurada, acallada y reprimida, nos permitió ser mucho más claros en cuanto a que las medidas pandémicas son causas reales de enfermedad y muerte: comunicación ansiogénica, problemas respiratorios causados por el encierro, pánico inducido, aislamiento de los viejos, de los niños, encierro, aire acondicionado y contaminado, alergias…Por si eso no bastase, en cada lugar en donde los medios bombardeaban con un número de muertos sensacionalistas, aparecen divergentes del PLANDEMISMO dominante explicando causas reales de esa concentración de falsos muertos por coronavirus: personal pagado para poner “muerto de coronavirus a cualquiera”, para concentrar ambulancias y sarcófagos en un solo lugar, grandes campañas de vacunación, gran contaminación química y electromagnética, etc.

Segundo porque el aislamiento de los humanos, contradice lo esencial del ser humano. La comunidad, el ser común es la esencia de lo humano.

Es repugnante, el silencio generalizado que, sobre la destrucción INMEDIATA, del ser humano (en realidad de toda la humanidad), del cuerpo y la psiquis humana, que producen las medidas plandémicos. El “anticapitalismo”, el sindicalismo, el izquierdismo, el “anarquismo” guarda un silencio funesto al respecto como si fuese un puro producto NATURAL del capitalismo que se le impusiera una máscara y se lo “distanciara” a un ser humano. ¡En muchos casos los “anticapitalistas”, actúan como agentes directos del Estado plandémico imponiendo máscaras (servilismo) y distanciamiento, en sus propias reuniones, asambleas y hasta en las manifestaciones de calle!

El encierro y el tapabocas destruyen la humanidad de cada uno de los miles de millones de humanos a los que se les aplica. Es la primera vez en la historia que se enmascaraba, encerraba, distanciaba…a los sanos. El despotismo y la esclavitud humana se generalizaban a ese punto, sin que ni siquiera se mencionara el problema mismo de la destrucción de la humanidad de cada ser del planeta tierra.

La destrucción de la comunidad, del contacto vital, de la indispensable relación entre cuerpos, se ignora, se oculta, se camufla…fabricando un consenso planificado y terrorista de Estado. Se esclaviza con la comunicación diseñada para aterrorizar, con los medios y las redes, con el sometimiento de los humanos al lamentable rol de espectador de las construcciones mediáticas, del creativo espectáculo de imágenes armadas, con sarcófagos y camas hospitalarias con seres enmascarados y “fotos” inventadas de virus y cifras que producidas por los institutos de domesticación estatal.

Nadie podrá nunca contabilizar la destrucción humana que se produce por aterrorizar a los humanos de esa manera, el traumatismo psicosomático que generará para siempre el ponerle o haberle puesto a un niño un tapabocas un solo instante. Tampoco se puede medir el efecto de por vida, que puede provocar en un bebe, el hecho de ver adultos con tapabocas y “traerlo a un mundo” de seres espantosamente castrados en su expresión, enmascarados, inexpresivos…

¡Quien menciona siquiera los estragos provocados en un anciano o, en esos mismos bebes, niños y adultos por estar “distanciado” o encerrado y aislado de sus seres queridos! La perdida de la humanidad comienza en el instante mismo en que te tapan la boca, en que te separan, en el que te encierran, te avasallan, te someten, te esclavizan…

En cambio, los “constructores de pandemia” y otros antifascistas enmascarados, nada de eso cuenta. ¡Todo sirve y mejor si revienta y muero, así lo pondrán en las estadísticas de “positivos” y “coronavirus”!

Y, no solo, porque las medidas de aislamiento y tapado de bocas hacen el aire irrespirable, contaminante, malsano…, porque “no se puede respirar”, “no se puede hablar”, “no se puede reír”, “no se puede amar”, “no se puede comunicar”, “no se puede abrazar”, “no se puede besar”…, sino porque se destruye y afecta violentamente a todo el sistema inmunológico, el sistema nervioso, el sistema circulatorio, el sistema linfático… de todos …

El confinamiento y las medidas colaterales destruyen la energía vital del ser humano, además de matar de hambre, inactividad, postración…

La sumisión al PLANDEMISMO del Estado burgués mundial sorprende hasta a sus propios organizadores que, desde los Estados mayores de los ejércitos y los servicios de gendarmería de todos los países se congratulan con el “todo está bajo control”. Muy pocos se decantan del lado de la humanidad, denunciando que, lo que mata no es la pandemia, ni los virus…, sino las medidas represivas de distanciamiento social, tapado de bocas, confinamiento.

En lo más oscuro del confinamiento y el tapado de boca, encontramos mucha más claridad (“natural”, vital…) en el linyera, el bichicome y el sin techo, que en los teóricos de la “revolución mundial” y en las organizaciones proclamadas como libertarias, comunistas, feministas, anarquistas e internacionalistas, sometidos total o parcialmente a la religión plandemistas. Peor, algunas de estas, llegan al extremo de considerar “complotista” a quienes denuncian la sistemática falsificación de todas las cifras oficiales. La mayoría se somete al militarismo plandémico confinante y con tapado de bocas, como el resto de la izquierda estatista y los sindicatos, que considera que, la denuncia de las condiciones de explotación y miseria que produce el capitalismo, los exonera de denunciar el PLAN concreto de GENOCIDIO, ESCLAVITUD, OPRESIÓN, SUMISIÓN más brutal de la historia de la humanidad.

Por eso en la nota anterior, citamos entre otros presos y confinados el artículo de Cesare Battisti, con su versión de los cuerpos separados y castigados (“cuerpos remotos”), su denuncia del confinamiento como operación militar, de “encarcelamiento masivo preventivo”, la “segregación” generalizada de la humanidad, y además, la denuncia que todo “esto ha sido montado artística y profesionalmente por los señores de la guerra”…con las “ tecnologías más aterradoras para el control social (…tecnología militar de punta)” para ““domar una rebelión masiva” …Nos acercamos a los días en que la palabra Comunidad será primero prohibida, y luego gradualmente vaciada de sentido cívico. En la era de los cuerpos separados, la reunión es una subversión”[2]

Además, Battisti, desde lo más oscuro del confinamiento y el encarcelamiento preventivo de su propio cuerpo que, unifica en la denuncia con los de toda la humanidad confinada, recibe como un “soplo de aire fresco” a las palabras de Giorgio Agamben: «La limitación de la libertad impuesta por los gobiernos es aceptada en nombre de un deseo de seguridad que ha sido inducido por los mismos gobiernos que ahora intervienen para satisfacerlo».

Subrayemos para terminar que Agamben (a quien en realidad ni conocíamos, pero que proporcionaba al mundo este soplo de aire fresco) fue una de las primeras voces en Italia y en Europa que, mientras nos entretenían con la historieta de si el virus era natural o creado por laboratorio (¡Chino!), tuvo la enorme valentía de titular su primer artículo sobre el Coronavirus, a fines de febrero del 2020: LA INVENCIÓN DE UNA PANDEMIA.

Precisamente cuando “los medios de comunicación y las autoridades se esfuerzan por difundir un clima de pánico, provocando un verdadero estado de excepción, con graves limitaciones de los movimientos y una suspensión del funcionamiento normal de las condiciones de vida y de trabajo en regiones enteras” Agamben escribe: que según el Consejo Nacional de Investigación que “no hay ninguna epidemia de SARS-CoV 2 en Italia”, sino que de todos modos “la infección, según los datos epidemiológicos disponibles hoy en día sobre decenas de miles de casos, provoca síntomas leves/moderados (una especie de gripe) en el 80-90% de los casos”. En el 10-15% de los casos, puede desarrollarse una neumonía, cuyo curso es, sin embargo, benigno en la mayoría de los casos. Se estima que sólo el 4% de los pacientes requieren hospitalización en cuidados intensivos”.

En el mismo artículo citado, Battisti pone en evidencia que el “virus”, sustituye al “terrorismo” como pretexto para la DICTADURA abierta como forma normal de Gobierno. “Se diría que, agotado el terrorismo como causa de las medidas de excepción, la invención de una epidemia puede ofrecer el pretexto ideal para ampliarlas más allá de todos los límites” y establecer “el estado de excepción como paradigma normal de gobierno”…

Battisti, como Agamben se decantan del lado de la denuncia de la tiranía plandémica precisamente, por decir claramente, que la pandemia no existe, por denunciar la dictadura que se impone con el pretexto de un virus, por hacer explícito que las medidas estatales destruyen a los humanos, a los cuerpos, a la vida, a la comunidad…

No es de extrañar entonces, que no solo el Establishment, sino que muchos “compañeros” “anarquistas”, “comunistas”, “proletarios internacionalistas” hayan puesto el grito en el cielo (el Estado), para atacarlos por “complotistas” y otros insultos armados por los “señores de la guerra” y sus Estados mayores.

Para quienes nos decantamos del lado de la oprimida y explotada humanidad, contra el plandemismo, por el contrario…, vemos en las palabras de esas valientes expresiones, enorme cantidad de huellas del terrorismo plandémico. Por ejemplo, vemos una cadena arrumbada apretándole el cuello al torturado Battisti, cuando en vez de denunciar al “verdadero propósito de tales maniobras” y a los “productores de la opinión pública” se somete a decir “el virus se ha perfeccionado, el único antídoto es la separación, la obediencia”. ¡Quienes confesaban en la INQUISICIÓN y no podían culpar a nadie concreto terminaban diciendo que el malo era el DIABLO! ¡Cómo si el rezo, el tapaboca y la separación no tuviesen sujeto social y político! ¡Cómo si por milagro el titiritero hubiese desaparecido de la historia! ¡Y se requiere el misticismo para encontrar culpables! ¡Todos estamos obligados a tener miedo del virus, del diablo!

¡Pero no escupamos contra el “extranjero”, no despreciemos al torturado y calaboceado! Quienes merecen nuestro más profundo desprecio y repudio, no es él…, sino quienes lo escupen con el título de “complotista”, elaborado por los “señores de la guerra” y sus servicios de propaganda tiránica. ¡Lo mismo con Agamben!

¡No nos equivoquemos, el verdadero enemigo es el Gobierno profundo (oculto) que impuso la PLANDEMIA!

No, nos enfrentemos con el mensajero, con el enclaustrado…ni siquiera cuando empieza sus notas con “El capital se reproduce sobre sus propias obscenidades. En 2005, el científico Anthony Fauci advirtió al gobierno de los Estados Unidos que pronto tendríamos la primera pandemia de infección pulmonar debido a los ataques al ecosistema, y que le seguirían otras infecciones. Desde 2005, el orden mundial establecido sobre el crecimiento económico a toda costa ha hecho todo lo posible por hacer realidad el desastre ampliamente anunciado”.

Tampoco dejemos de señalar por eso, de que los “rayos de luz” (críticos del PLANDEMISMO), ni siquiera hayan servido para que los que están en pleno en la tortura, sigan llamando de “científicos” a los mayores criminales plandémicos de nuestro tiempo: ¡Fauci, es tan responsable del PLANDEMISMO como Kissinger de la “Operación Cóndor”!...

Son los grilletes que aprietan el cogote de nuestro amigo Cesare los que lo hacen subyugarse a la INQUISICIÓN “ANTICOMPLOTISTA”: “Si en la oscuridad del COVID-19 difundimos teorías de conspiraciones y estragos planeados, ciertamente no ayudaríamos al mundo a entender lo que nos está sucediendo”

¡Abajo todas las formas de confinamiento y distanciación!

¡Libertad para los encerrados plandémicos del mundo entero!

¡Abajo los tapa boca!

¡Solo la revolución social mundial puede romper esas cadenas!

[1] “Productiva” no en el sentido limitado de la producción de cosas, ni tampoco en lo que la burguesía llama “bienes y servicios”, sino en lo que nosotros debiéramos llamar “productiva de vida” o todavía mejor, actividad reproductiva de la especie humana. Como es obvio, esto no puede reducirse a la producción de cosas o servicios mercantiles, sino que, en la reproducción de la vida humana como especie, ocupan un lugar fundamental la reproducción del disfrute de la comunidad humana misma, el goce y el placer humano, el disfrute de la vida comunitaria, del contacto corporal, espiritual, energético entre humanos. Además, el PLANDEMISMO, aunque atente contra toda la actividad humana, reprimió desde el principio, mucho más los disfrutes de la vida humana, que las obligaciones derivada de las relaciones sociales de trabajo, explotación y opresión. “Mucha policía, poca diversión”, pasó a traducirse en tiempos de plandemia en calles adonde había “solo milicos, nada de disfrute”.

[2] Ver https://artilleriainmanente.noblogs.org/?p=1705 y aquí